No caigais en el sensacionalismo compañeros... Como Gran Friki que soy de la Segunda Guerra Mundial y concretamente el Tercer Reich os aseguro que Hitler palmó. Eso sí, igual fue escapando o de una forma diferente a la oficial, porque tras lo del craneo la cosa queda así:
1. Los soldados alemanes que había en el bunker afirmaron que se oyó un disparo en los aposentos del Führer y que al sacar los cadáveres el de Hitler era el que tenía la cabeza ensangrentada. Conclusión: él se pegó un tiro y Eva Braun usó la pastillita de la muerte. Según esos mismos testimonios los dos cuerpos se depositaron en una zanja a la entrada del bunker y se incineraron con gasolina. Lo mismo se hizo con los cadáveres de los Goebbels, pero como había poca gasolina quedaron sólo medio rustidos.
2. Llegan los rusos y los soldados alemanes les indican dónde han quemado los cuerpos. Los rusos pillan el cacho de craneo que tiene el agujero de bala porque se supone que es el de Hitler, al menos si se hace caso del testimonio de los soldados alemanes.
3. La famosa foto del doble de Hitler no fue tomada en el bunker, sino que es anterior, de un bombardeo si no recuerdo mal. Era conocido por todos que Hitler tenía dobles para utilizarlos de vez en cuando. Pero en el bunker no había ninguno... o al menos no hay pruebas que lo atestigüen.
4. Pasan los años y ahora resulta que el craneo con agujero de bala no es el de Hitler. De aquí se extraen dos clarísimas conclusiones: los alemanes mintieron al decir que sólo hubo un disparo, mintieron al decir que la herida de bala la tenía Hitler o bien mintieron al decir dónde estaba el cuerpo incinerado. En cualquier caso mintieron.
5. Según declaraciones del Dr. Morel y visto su expediente médico, Hitler tenía una lista de enfermedades que le hubieran finiquitado antes de dos años, así que aunque hubiera querido llevar una vida idílica en un pais lejano él sabía a ciencia cierta que le quedaban dos telediarios. Así que no sería raro que se quisiera suicidar, de perdidos al río.
Y Iker Jiménez ya puede decir misa, que no hay más cera que la que arde.