Wonder Woman: Número 14
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Comentario de Wonder Woman: Número 14.

Concluye el paso de Wonder Woman por el “New 52”. Diana descubre muchos secretos de los olímpicos (su familia)… y no precisamente para bien. ¿Cómo afectará esto a las relaciones que tanto costaron forjar?

Valoración.
Personalmente tengo que decir que terminé decepcionado con lo que me encontré en este tomo. Desde que el matrimonio Meredith y David Finch se hicieron cargo del cómic de la amazona, tras el paso de Brian Azzarello y Cliff Chiang, se optó básicamente por dejar de lado tan aclamada etapa para presentar sus propias historias. Para ello, dejaron aparcado el tema de los dioses griegos (que antes fuera el centro de todo) y sólo pasaron a usarlos esporádicamente. Y ahora lo que se ha hecho es darle cierre a la labor de Azzarello, estropeando lo ya visto.

El grosor del contenido de la etapa anterior consistió en que Diana fuera conociendo, poco a poco, a los olímpicos (su familia). Además de conocerlos, también le tocó pasar muchísimo tiempo con ello… de tal manera que entabló relaciones que se fueron desarrollando poco a poco. Siendo lo más interesante el hecho de que algunos que comenzaron siendo enemigos se convirtieron en aliados, y otros que siendo amigos la traicionaron. Pese a todo, y por ridículo que se lea, el amor lo pudo todo. Así, además de familia, sus miembros se convirtieron en grandes aliados: su ejército.

Lo que ha hecho Meredith Finch en estos últimos números es tirar por la borda todo lo anterior. Ahora resulta que, de repente, va descubriendo que cada uno tiene sus secretos… y no precisamente buenos, por cierto. Y con cada nueva revelación va perdiendo a esos componentes de su familia. Y sí, es verdad que una característica que distingue a los dioses griegos es que les encanta confabular. Maquinan. Traicionan. Lo hacen a los humanos y entre ellos también. Sin embargo, aquí la mayoría de las veces esto sale de la nada. Por ejemplo, uno de los mayores aliados de Diana fue Hefesto, que además de ayudarla siempre que pudo tuvo hasta el buen corazón de dar cobijo a los amazonios una vez fueron rechazados por sus madres. Aquí lo vemos siendo cruel con los cíclopes. Pero más que nada entiendo que no se debió afectar la labor de Azzarello o llevarlo (cuanto menos) en la misma dirección que él hizo.

Los motivos que llevan a Wonder Woman a encontrase esos secretos familiares y chocar con los dioses se debe a que Zeke ha enfermado. Sin nadie que pueda dar con una cura acepta el ofrecimiento de ayuda de Hécate (a quien viéramos ya en números anteriores). Esta diosa de la magia, la brujería, los fantasmas y la nigromancia parece ser la única posibilidad. Por supuesto, con esa serie de títulos no es que sea alguien de fiar (y Diana lo sabe). Es más, la misma Hécate le confiesa que tiene sus propios intereses en el asunto pero, de nuevo, no existe otra alternativa.

Es en esta misiones en las cuales es enviada a recuperar ciertos objetos que Diana se enfrenta a la realidad de cómo actúan y de qué son capaces de verdad los olímpicos. Y, me repito, esto es algo que siempre se ha establecido en la mitología griega pero no había motivo alguno para acabar el “New 52” de esta manera; menos aun cuando nunca hubo atisbos de estos las veces que Meredith Finch escribía a los personajes.

También se incluye una historia donde la protagonista es Donna. Ella ahora es Destino. Por esto posee la habilidad de prever cuál será el futuro de las personas; viendo claramente cada camino disponible y su desenlace. Esta primera vez se topa con un niño en la mar y en medio de una tormenta. Si no interviene morirá ahogado. Si lo salva matará a un hombre en el futuro inmediato. ¿Cuál es la decisión correcta?

El único motivo por el cual valoro positivamente este cómic (pese a todo lo expuesto) es por el dibujo de David Finch y el argumento de lo presentando con Donna Troy. Esto y saber que, en efecto, los olímpicos actúan tal cual Meredith Finch lo muestra por lo que, no es del todo, algo que podamos considerar fuera de lo común.

Conclusión.
Resulta algo decepcionante terminar esta etapa del New 52 con Wonder Woman: Número 14. Es como si alguien que no conociera los personajes de una serie de TV los escribiera como quisiera haciendo caso omiso a lo ya establecido. Lo peor de todo es que, quieras o no, esto el final a lo que Azzarello hizo. Cuanto menos el dibujo de David Finch salva al tomo.

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