Kingdom Come
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Comentario de Kingdom Come.

En mayo de 1996 Alex Ross y Mark Waid unieron fuerzas y talento para crear Kingdom Come, una miniserie que llevaría el género a los escalones más altos. La premisa argumental se basa en la hipotética pregunta de qué ocurriría si los seres más poderosos del universo se vieran en la obligación de tomar el control para salvaguardar la paz en el mundo. La respuesta la encontramos en este magnífico cómic que ahonda en conceptos tan dispares como el odio o la esperanza.

«Sólo el débil sucumbe a la brutalidad”.-Superman.

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Los autores.
El guión de este cómic corre a cargo de Mark Waid, cuyos inicios en la profesión se remontan a los setenta. En esos años comenzó a trabajar en la compañía Fantagraphics Books, concretamente para la revista ‘Amazing Heroes’. Ya a mediados de los ochenta fue contratado por DC cómics, donde empezaría a ejercer labores de editor en títulos como ‘Legión de superhéroes’ o ‘Doom Patrol’. En 1989 Waid decidió convertirse en freelance y escribir guiones para la propia DC, destacando por encima de todos su trabajo para ‘The Flash’ en 1992. El tremendo éxito de Waid llegó a oídos de la Marvel, que le contrató para escribir el guión de ‘Capitán América’, el cual le catapultó definitivamente como guionista de referencia. Y es finalmente en 1996 cuando contacta con Alex Ross para publicar ‘Kingdom Come’, que sin lugar a dudas es su mejor y más conocido trabajo. A partir de ahí su colaboración tanto con DC como con Marvel ha sido constante y muy prolífica, algo que en el futuro no parece que vaya a cambiar.

Sobre Alex Ross baste con decir que es el mejor dibujante, o artista si preferís, que podemos encontrar actualmente en el gremio. Obviamente es una apreciación personal, pero de lo que no hay duda es que sus acuarelas de estilo fotorealista se han convertido en una seña de identidad. Los inicios de Ross hay que buscarlos en los noventa, cuando comenzó trabajando como dibujante de storyboards. En 1990 publicó su primer trabajo para NOW cómics, una miniserie de cinco números llamada ‘Terminator: La tierra en llamas’ y en 1993 ya realizaba su primera portada para un superhéroe en el cómic ‘Superman: Doomsday & Beyond’. En 1994 toma contacto con Marvel para realizar una de sus más estimables obras, ‘Marvels’. Y finalmente acaba recalando en DC Cómics con la obra que nos ocupa y que a la postre sería un punto de referencia obligado en su carrera. Desde entonces su colaboración con DC ha ido a más, tanto en portadas como en series como ‘JLA: Secret Origins’ o ‘Justice’.

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Valoración.
Hablar de este cómic es hablar de una gran obra. Pensemos que empezó a gestarse allá por 1994 y tardó año y medio en ser completado, requiriendo un trabajo constante por parte de los autores. Es importante tener en cuenta que la idea original de este cómic fue de Alex Ross, y que cuando contactó con Waid para que le ayudara en el guión de ‘Kingdom Come’ tenía escrito ya un buen montón de material debido a que había empezado a darle vueltas al proyecto cuando aún estaba trabajando en ‘Marvels’.
Ross había ideado la historia pensando en su padre, imaginando un mundo donde el narrador es alguien cercano a él. Pero fue Mark Waid quien dio a los personajes la profundidad y características necesarias para dar salida a la trama. Un buen ejemplo es Wonder Woman, que ya estaba dibujada sobre papel pero que carecía de elaboración en el aspecto conceptual, y eso es lo que aportó Waid.

Bien, entrando en materia, la idea de la que partían era sencilla pero sumamente interesante: un mundo huérfano de héroes. Y así es como encontramos el mundo cuando echamos un vistazo a las primeras páginas, con Superman alejado de todo y con un montón de metahumanos poderosos y amorales sembrando la muerte y el caos a su paso. La Tierra se nos presenta como un lugar donde los viejos héroes se han ablandado y han sido sustituidos por otros mucho más impíos. Obviamente uno de los pasos más importantes fue crear personajes nuevos para poblar este nuevo mundo, cientos de ellos, y alterar significativamente los ya conocidos del universo DC. Probablemente sea Wonder Woman el personaje menos retocado, ya que se presenta como una mujer inmortal, al contrario que unos envejecidos Superman o Green Lantern. Otros como Magog o Midnight son totalmente nuevos, mientras que también se optó por incluir a los hijos e hijas de los viejos conocidos, como Green Arrow o Flash.

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Un aspecto que para mi es muy interesante es la dicotomía que se establece entre esta historia y el Apocalipsis bíblico, ya no sólo al hablar de los sellos y el Libro de las Revelaciones sino también de los mensajeros. Y es que aquí también tenemos a cuatro jinetes que podemos diferenciar con un poco de imaginación. Wonder Woman se identificaría con el caballo blanco cabalgado por la Victoria, la Guerra y su caballo rojo podríamos identificarlos con el omnipotente Green Lantern al que también vemos blandir una espada y el caballo negro del Hambre sería obviamente Batman. ¿Qué hay de Superman? Para él se reserva el papel de Muerte por paradójico que parezca. Podríamos elucubrar otras variantes a cada cual más interesante, pero creo que el concepto se ve claro. Un mundo en caos que se enfrenta al apocalipsis, cuatro jinetes implacables y un narrador, Norman McCay, inspirado en el padre de Alex Ross y que hace las veces de Juan el Evangelista.

Superman se nos presenta desde un principio como un Clark Kent desencantado, aislado en la soledad de su granja y con malos recuerdos por compañía. Wonder Woman, la bella amazona, es el catalizador que consigue que Superman recupere la esperanza y asuma su papel en el mundo. Luego vemos a un Batman que representa la oposición al idealismo totalitario de Superman porque considera que en su intento de arreglar las cosas sólo conseguirá empeorarlas. En lo más alto el omnipotente Green Lantern desde su fortaleza esmeralda y en tierra un Capitán Marvel cautivo que desempeñará un papel crucial. Y, claro, finalmente tenemos a nuestro querido Lex Luthor con el odio por motivación, con la única intención de sacar provecho de esta guerra civil entre metahumanos con la colaboración de otros famosos villanos. A lo largo de los cuatro capítulos de los que consta encontraremos mil y una referencias a otros superhéroes y personajes de la DC. Incluso hay guiños a esa gran obra que es ‘Watchmen’, como por ejemplo la figura de Rorschach en el fondo de algún bar. Son sólo algunos ejemplos de lo mucho que esta obra tiene para ofrecer, pero creo que es mejor que cada uno lo descubra por si mismo.

Respecto a los metahumanos creados para la ocasión, lo principal que hay que tener en cuenta es que están para reflejar ese mundo caótico. Es decir, su propósito es existir, excepto Magog, que representa la amoralidad y es el antagonista de un Superman que carece de la mano dura suficiente para hacer lo que es necesario. O incluso otros que simbolizan el odio, el rencor y la anarquía en su estado más puro. Un mundo donde se honra al asesino y se menosprecia al héroe, donde la fuerza bruta es la única salida viable para poder devolver la esperanza a la humanidad. Quizás para acabar de ver plenamente todo esto que comento recomendaría leer un número especial que publicó DC un tiempo más tarde y que lleva por título ‘JSA: Kingdom Come Special – Superman one-shot’. En esta especie de precuela se explican las motivaciones de Magog y sobre todo el por qué del retiro de Superman, pero esta ya es otra historia.

En realidad el mensaje que subyace en este cómic es el hecho de que los superhombres, ya sean benévolos o no, pueden suponer una amenaza para la humanidad debido a su arrogancia. Y de ahí extraemos una crítica evidente, que lo que ayer nos salvaba puede convertirse hoy en una amenaza, y que por lo tanto el ser humano no debe ser un mero observador que obedece a los dioses sino que debe dirigir su propio destino. En realidad no estamos ante otra cosa que un Juicio Final, donde los superhéroes ejercen el papel de dioses que afrontan su posible exterminio. Superman, el dios benigno que pretende ser una inspiración para el hombre. Batman, el dios vengativo que controla con su ejército a los humanos. Wonder Woman, la diosa pacífica que no dudará en emplear la guerra para conseguir sus fines. El Capitán Marvel, el dios que se pone al servicio del mal. Los metahumanos, dioses egoístas que no sienten ningún respeto por la vida de los humanos. Y como testigo de todo Norman McCay, un simple humano que busca la esperanza en la oscuridad.

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Conclusión.
El universo DC es muy amplio, casi infinito, y puede que muchas de las licencias que se toma este cómic no sean del agrado de todos. Digo esto pensando en aquellos fans con más conocimientos enciclopédicos del universo DC. Pero por lo demás estamos ante una de las mejores miniseries de superhéroes que se pueden encontrar, no sólo por el impresionante trabajo artístico de Alex Ross o el excelente guión de Mark Waid, sino por el enfoque novedoso y crepuscular que ofreció este cómic cuando se publicó a mediados de los noventa. A fin de cuentas es un ejemplo perfecto de cómo una novela gráfica salida del mainstream puede tener una gran profundidad. Una de esas obras que podemos calificar de maestra sin sonrojarnos, sin miedo a que nos miren raro. Porque lo es, y porque podríamos considerar su lectura casi como una obligación para todo aquel amante del cómic que se precie.

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