Suspiria
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Hoy os comento uno de esos films que logró trascender más allá del medio y del tiempo. Me refiero a la primera parte de “La trilogía de las tres madres”. Una obra que se completa con ‘Inferno’ (1980) y ‘La madre del mal’ (2007). Estas son tres películas centradas en las brujas y la brujería. Esta fue la temática elegida por Dario Argento para impactarnos en 1977 con… ‘Suspiria’.

“¿Qué significa ser bruja?”.-Suzie Bannion.

Crítica de Suspiria

En ‘Suspiria’ el mundo de la brujería se va introduciendo muy poco a poco y según avanza el metraje. Lo que causa la perturbación es el peculiar ambiente de la Academia, los personajes y sus misterios. En este sentido, el misterio más atrayente es el expuesto por Sara: ¿A dónde van las profesoras por la noche?… Finalmente, el tema termina por explotar en su ardiente clímax.

En relación a la brujería, el tema de la danza no fue escogido por azar. Argento lo veía como la expresión artística más cercana a las brujas. Sin embargo, y respecto al Ballet, poco o nada veremos. Apenas algunas breves secuencias de entrenamiento y/o calentamiento en las que quién más se deja ver es Miguel Bosé. Tampoco ninguno de los exteriores fueron seleccionados por azar. Antes de rodar la película, el director italiano viajó por toda Europa. Su objetivo era documentarse y localizar lugares “mágicos” y de poder. Así fue como se rodó en la Königsplatz de Múnich, o se eligió el edificio de la Casa de la Ballena en Friburgo como fachada de la Academia Tanz.

Uno de los aspectos más llamativos del film es el empleo del color para ambientar. En algunas otras reseñas hemos comentado este aspecto. Por ejemplo, una película muy destacada es Más allá de los sueños (Vincent Ward, 1998). Pero si en la película de Ward los colores eran usados como algo agradable, en ‘Suspiria’ esto no es así. Aquí se emplean los colores primarios para recrear una atmósfera singular y que choque a la vista desde el principio. Destaca especialmente el uso del rojo buscando conseguir un tono infernal. Este color lo veremos en su aspecto más primario en la sangre, las fachadas de los edificios y las paredes de la Academia Tanz.

En relación al uso del color hay que destacar el empleo de focos de luz. Tanto Argento como Luciano Tovoli (fotografía) iluminan en determinadas secuencias puntos muy concretos. Esta es una iluminación verdosa, amarilla y azul. Se trata de acentuar el protagonismo en personajes o elementos muy concretos (por ejemplo, la rejilla que ve Sara). El objetivo con el uso del color y la luz era recrear el resultado cromático de los films de Disney en tecnicolor de los años 30 y 40. Como curiosidad, decir que se empleó una película especial. Sus principales características eran su baja sensibilidad que producía mucha luz, profundidad de campo y colores más densos.

También es imposible no fijarse en los llamativos adornos decorativos de las paredes de según qué habitaciones. Mención aparte merece también la peculiarísima arquitectura de la Academia Tanz o del bloque de apartamentos donde muere la bailarina expulsada. Todos estos elementos Art Decó convierten a ‘Suspiria’ en una película casi irrepetible.

Dejando al margen las temáticas y el empleo del color, otro elemento desequilibrante es la música. La banda sonora fue compuesta por el grupo italiano Goblin con la supervisión de Argento. El propio director incorporó como elemento más destacado el buzuki, un instrumento de cuerda griego que había comprado semanas antes. Además, varios instrumentos étnicos y experimentales fueron también empleados. El resultado sonoro es igual que el visual, es decir, visceral. Su música no pasa desapercibida con pasajes estridentes, malignos, agresivos y “nanas” perturbadoras. En consecuencia, y al igual que la ambientación, lleva al impacto y a la admiración… pero también al rechazo.

Atención con la exposición de la violencia y las muertes/crímenes en pantalla. A lo largo del metraje presenciaremos muertes tremendamente desagradables. Estas son unas escenas muy sádicas y propias del estilo de Argento y del giallo. Un estilo con gusto por el empleo de mucha sangre, apuñalamientos en primer plano, saña y más… También veremos algunos elementos perturbadores como gusanos o murciélagos.

“Secreto y lirio”.

Jessica Harper es la protagonista principal como Suzy Bannion. La suya es una interpretación agradable recreando a una joven educada, frágil y de aspecto aniñado. Visto su perfil, y el ambiente en el que se va a mover, el público rápidamente empatiza con ella. Respecto a sus capacidades como bailarina nada se puede decir porque Jessica no danza. Tan sólo tiene una escena en la que es obligada a demostrar su talento. El baile resulta patético porque Suzy se encuentra enferma y termina por desmayarse.

Interpretando a las chicas de la Academia la que más destaca es Stefania Casini. Esta actriz italiana da vida a Sara que es la que traba mayor amistad con Suzy convirtiéndola en su confidente. También cabe resaltar la presencia de un joven Miguel Bosé como Mark, el único bailarín de la escuela. Bosé apenas tiene líneas de diálogo y se limita a ser el foco de atención de las chicas y a obedecer a Miss Tanner.

Miss Tanner es una de las profesoras más veteranas de la escuela y la segunda al mando. Es interpretada por Alida Valli con una exagerada autoridad (ver cuando despide al pianista). Además, le añade un innegable perfil masculino, basta con ver como se viste. La subdirectora y antaño famosa bailarina es Madame Blanc a la que interpreta Joan Bennett. Su interpretación representa la calma, la cercanía y el sosiego. De esta forma, se busca y se consigue el polo opuesto a Miss Tanner.

El resto de personajes conforman un microcosmos realmente extraño y perturbador. Me refiero al monstruoso criado rumano, al pianista ciego y al doctor Verdegast. Sin olvidar a la criada o al pequeño sobrino de Blanc. Finalmente, breves apariciones para los alemanes Udo Kier y Rudolf Schündler. El primero en el rol del psiquiatra Frank Mandel y el segundo como el profesor Milius, un erudito en brujería.

En conclusión.
Finalizo esta crítica de Suspiria, una película que no tiene término medio. Es una cinta que puede gustar o disgustar. Sin embargo, es una experiencia que hay que vivir al menos una vez en la vida. Especialmente si uno es fan del horror y le gusta que las películas le entren por la vista y el oído.

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