Solomon Kane
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Esta película, basada en el personaje creado por Robert E. Howard, supone un acertado regreso a la fantasía heroica. En pantalla tenemos un film oscuro, violento y con buenos momentos. Un film que nos hace recordar un tiempo en el que el cine era algo más que pantallas verdes, CGI, metrosexualidad y ausencia de violencia. El puritano ‘Solomon Kane’ inicia la caza del Mal en todas sus formas ¿Le acompañas?…

“Mis sueños me dicen que estoy maldito” (Solomon Kane)

Crítica de Solomon Kane

Nuevamente la obra de Robert E. Howard (1906-1936) da para una película de cine. El famoso creador de Conan también nos entregó a Solomon Kane. Bien podríamos decir que este puritano inglés fue su segundo gran éxito junto a Kull de Valusia. Su primera aparición tuvo lugar en la revista pulp ‘Weird Tales’ (agosto de 1928) protagonizando el relato ‘Red Shadows’. A esta historia le seguirían otras como ‘Skulls in the Stars’ (1929) que es considerada la primera aventura del personaje.

Howard llegaría a escribir un total de 12 relatos y algunos fragmentos sueltos sobre Solomon Kane. Sin embargo, habría que esperar hasta 1973 para que el personaje pasara al mundo de las viñetas de la mano de Marvel Comics. «La casa de las ideas» publicaría en grapas algunos de sus relatos como ‘Skulls in the Stars’ por Roy Thomas y Ralph Reese. Tres años más tarde, en 1976, las aventuras del héroe puritano se publicarían en formato comic-book con la adaptación de ‘Red Shadows’. Ya en 1985 saldría a la luz la serie limitada The Sword of Solomon Kane’ en la que a lo largo de seis números diferentes autores versionaron al héroe creado por Howard.

Entrando ya en materia decir que la película adapta al héroe creado por Howard pero lo hace al estilo de su director y guionista, Michael J. Bassett. Así lo reconoce el propio Bassett: “Al leer los relatos de Solomon Kane se hacía evidente que se trataba de un personaje que necesitaba desesperadamente pasar a la gran pantalla. Pero tenía que intentar encontrar una historia que sirviera para presentarlo al público general que acude a las salas de cine. Así que, en vez de tomar una de las historias originales de Howard, decidí crear una que contara el origen de Kane, para que pudiéramos entender algo mejor quién es. De ese modo, para cualquier otra película, podemos usar ya sus historias originales”.

Teniendo en cuenta lo comentado por Bassett, en el film presenciaremos, a modo de breves pero intensos flashbacks, el origen de Solomon. También se hará hincapié en sus pecados y redención. Es importante resaltar que la trama y la película nos presenta a personajes para nada impolutos ni ejemplares. Aquí tenemos a hombres oscuros, sucios y que se ensucian. Ejemplos de esto es la capa llena de barro del esbirro de Malachi o la del propio Solomon. Todo muy lejos del glamour de otros iconos del cine actual.

En cuanto a la filmación es obligatorio resaltar que Bassett optó por filmar, en gran medida, en fabulosos exteriores que nos retrotraen a las míticas cintas de espada y brujería de los años 80. Me refiero a films como Conan el bárbaro (John Milius, 1982) o ‘Los inmortales’ (Russell Mulcahy, 1986). En este sentido, la cinta se rodó en la República Checa y el Reino Unido. En pantalla podremos ver los fabulosos castillos medievales de Tocnik y Zvikov. También se pueden ver las cuevas de Pusté Kostely y los antiguos bosques de Jevany. Toda esta ambientación se completa con una destacada fotografía de Dan Laustsen y la banda sonora compuesta por Klaus Badelt. Lejos de las estridencias de nuestro tiempo, Badelt logra una buena compenetración con los escenarios y protagonistas de la película.

En cuanto al diseño de los “jefes de patio” decir que resulta especialmente bueno. Atención con La Guadaña del Diablo que recuerda a los espectros del Anillo vistos en La comunidad del anillo (Peter Jackson, 2001). Por supuesto no puedo olvidar a Overlord (el  sirviente principal de Malachi) y a Malachi. Ambos personajes retrotraen claramente a los villanos más temidos de los ochenta. Finalmente, tampoco me gustaría obviar en este apartado al esbirro del averno de Malachi creado por Patrick Tatopoulos. Este monstruo bien parece homenajear a los fabulosos y gigantescos malos que podíamos encontrar en juegos como ‘Prince of Persia: Las dos coronas’ o ‘Prince of Persia: El alma del guerrero’. Sin duda, una buena galería de malvados la de este film.

Respecto al casting tenemos a James Purefoy metido en las botas de Solomon Kane. El actor inglés lo hace francamente bien interpretado a un protagonista a camino entre el Lobezno y el Van Helsing de Hugh Jackman, pero mucho más sucio. Es justo destacar el gran esfuerzo de Purefoy para dar la talla como el héroe puritano. Para ello se sometió a ocho meses de ardua preparación física y rodó el 95% de sus propias escenas de acción. Al rodarlas sufrió varias heridas que precisaron puntos.

En este apartado interpretativo también hay que destacar a los ya fallecidos Pete Postlethwaite y Max Von Sydow. Este último tuvo un pequeño papel pero lo suficiente para poder presumir de haber aparecido en otra adaptación de la obra de Robert E. Howard, tras encarnar al rey Osric en la anteriormente citada ‘Conan, el bárbaro’. En cuanto al villano Malachi se pone en su piel Jason Flemyng que se deleita dando vida a este siniestro individuo. Por supuesto no puedo obviar a Alice Krige y Rachel Hurd-Wood como la esposa y la hija del viajante interpretado por Postlethwaite. Finalmente, bajo los temibles atuendos de «La Guadaña del Diablo» y Overlord se ocultan el gigante Ian Whyte y Samuel Roukin.

“Hice una promesa. Debo cumplirla” (Solomon Kane)

En conclusión.
Termino esta crítica de Solomon Kane, si queréis ver un entretenido y, por momentos, destacado film de fantasía heroica esta es una buena propuesta. Para cerrar os dejo con unas últimas palabras de Michael J. Bassett que resumen lo ofrecido aquí: “Esta historia trata de cómo Solomon Kane aprende a comprender quién es y qué lugar ocupa en el mundo. Solomon es un cristiano puritano con alma de pagano. No es realmente un verdadero cristiano, es una máscara para él, una manera de ser fiel a sí mismo y, a la vez poder ser bueno. Y ese es el dilema central y la paradoja del personaje que lo dota de una auténtica longevidad».

Tráiler de Solomon Kane

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