Secuestro infernal

GÉNERO: Acción, Comedia, Thriller
TÍTULO ORIGINAL: The Way of the Gun
PAÍS: EE.UU.
AÑO: 2000
DURACIÓN: 119 minutos
GUIÓN: Christopher McQuarrie
FOTOGRAFÍA: Dick Pope
MÚSICA: Joe Kraemer

📄 SINOPSIS:

Dos buscavidas sobrepasan el punto de no retorno, que marca irremediablemente la vida de un hombre para bien o para mal, planeando y ejecutando el secuestro de una madre de alquiler. Una chica que vive permanente bajo la supervisión de un grupo armado de guardaespaldas, ya que él bebe que lleva en su vientre ha sido “encargado” por un poderoso hombre de negocios. (Cineycine).

“Existe un orden natural, el modo en que deben ser las cosas. Un orden que dice que los chicos buenos siempre ganan, que mueres cuando llega tu hora, o cuando te lo estabas buscando… y que el final siempre es feliz, aunque sea para otro. Llegó un día en el que quedó claro que nuestro camino estaba marcado y que no teníamos nada legal que hacer. Nuestras opciones se limitaban a pequeños delitos o a trabajos por el salario mínimo. Así que nos apartamos del buen camino y fuimos a por la fortuna que nos estaba esperando”. Christopher McQuarrie debutó detrás de las cámaras contándonos la historia de un… ‘Secuestro infernal’.

“Un plan solo es una lista de cosas que no suceden” (Parker)

Crítica de Secuestro infernal

‘The Way of the Gun’, título original y más acorde con el estilo del film, supuso el esperado debut tras las cámaras de todo un guionista de prestigio como Christopher McQuarrie. Hablamos del responsable del muy vistoso, y justamente alabado, guión deSospechosos habituales (Bryan Singer, 1995). Como suele pasar en estos casos, su transición a la dirección no fue un camino fácil. Es cierto que ‘Secuestro infernal’ tiene las virtudes que se le presupone a toda película que venga guionizada por McQuarrie: excelentes diálogos y situaciones de acción brillantes. Pero también presenta los defectos de una ópera prima de un tipo que no está familiarizado con la dirección. Aquí claramente visualizados en su ritmo inconstante y una excesiva dependencia del personaje de Juliette Lewis (Robin). La actriz viene a ser la que humanice los actos de todos los demás protagonistas que entran y salen del film.

El libreto se sustenta en varios factores determinantes de la vida humana. Aunque la palma se la llevan dos: el nacimiento y el ocaso de la vida. De un lado tenemos al personaje de Robin, una joven de pocas luces que acepta dar al bebé que lleva en su vientre a una poderosa familia… pero que, con el tiempo, empieza a darse cuenta de su error. Y, por el otro, el camino descendiente hacia la oscuridad que emprenden muchos de sus protagonistas. Especialmente los dos criminales metidos a secuestradores Parker y Longbaugh. Ambos cruzan definitivamente el límite que separa los pequeños de los grandes delitos. Además están los veteranos tipos duros, Abner y Sarno, que se autodescriben como supervivientes en el mundo del hampa. No obstante, llevan tras de sí una interminable lista de pecados que los han marcado irremediablemente.

El guión también toca temas delicados. Entre ellos las relaciones padres/hijos, y la posibilidad de solventar los errores pasados y cerrar viejas heridas. Estas temáticas se ven representadas en el nacimiento del bebé de Robin. Además está el egoísmo personal en busca del beneficio propio. Esto último representado por el dúo de guardaespaldas Jeffers y Obecks y la joven esposa de Chidduck, Francesca.

Todas las temáticas anteriores, profundamente serias, están tratadas con un tono áspero y real. Pero vienen a ser aligeradas por pequeños toques de humor introducidos a conciencia por McQuarrie. El director y guionista emplea este recurso para recordarnos, de vez en cuando, que estamos ante una cinta que nos quiere dejar pensando en ella tras su fundido final a negro… pero que también busca entretenernos y ser un producto comercial y vendible al espectador. Por todo esto, ‘Secuestro infernal’ acaba transformándose en una mezcolanza de géneros. Aquí vamos desde el drama a la road-movie de colegas huyendo hacia adelante en un mundo que ya los ha consumido. Aunque, sobre todo, estamos un western moderno. Un western digno del mejor discípulo de Sam Peckinpah o del Walter Hill más en forma.

McQuarrie fabrica con mano maestra, en muchos momentos, un descarnado descenso al infierno. Y lo hace con un crescendo narrativo potente que culmina con un enfrentamiento final en mitad del desierto mexicano sencillamente memorable. Esa confrontación incluye uno de los mejores tiroteos del cine reciente con un estilo crudo y tremendamente real. Tal y como expuse antes, poco tiene que envidiar la referida secuencia a los tiroteos filmados en sus míticos westerns por los cineastas citados en el párrafo anterior.

Otro punto que no puedo obviar es el del apartado musical de la mano de Joe Kraemer. El compositor acompaña su banda sonora con una fanfarria a base de tambores y sonidos que recuerdan inevitablemente al western clásico americano. Además desprenden aroma del desierto a las acciones de los personajes. Tampoco puedo pasar por alto la excelente y árida fotografía a cargo de un excelso Dick Pope.

El elenco está elegido de forma perfecta con cada actor mimetizado en el papel asignado. Ryan Phillippe es Parker. Resulta imposible pensar en otro actor que lo hubiese hecho mejor en su posición. Una de las mejores actuaciones de su carrera. Benicio Del Toro es Harold y destaca sobradamente. Entrega una de las interpretaciones que lo elevarían como actor. Su rol está excelentemente escrito: un tipo curtido en el manejo de las armas, y en situaciones límites, que va un paso por delante del de su compañero manteniéndose frio hasta en los instantes más difíciles… Incluso una actriz tan dada a lo insoportable como Juliette Lewis (Robin) raya aquí a buen nivel. Por su parte, la dupla de desalmados protectores encarnados por Taye Diggs (Jeffers) y Nicky Katt (Obecks) representan a la perfección una pose imponente y calculadora, al mismo tiempo que una clara falta de honor.

Pero si hay dos actores que se comen la pantalla cada vez que aparecen son dos viejos titanes del séptimo arte encarando ambos su canto del cisne. Me refiera a James Caan (Sarno) y Geoffrey Lewis (Abner). Aquí están a un nivel altísimo. Verlos en sus respectivos papeles ya vale por todo el visionado del film porque tanto Caan como Lewis dan lo mejor de sí mismos en esta película.

“Hay algo que debe aprender sobre este negocio. Lo único seguro respecto a un viejo es que es un superviviente” (Sarno)

En resumidas cuentas.
Concluyo esta crítica de Secuestro infernal, una olvidada ópera prima claramente a recuperar. Filmada sin nada que perder por su novato cineasta mucho antes de sus éxitos actuales. McQuarrie muestra detalles de director con hechuras y de realizador de la vieja escuela. Una pieza ineludible para los amantes del tipo de cine que hacían Walter Hill y Sam Peckinpah. Y uno de los films que apuestan por no edulcorar este sucio mundo en el que vivimos.

Tráiler de Secuestro infernal

+ Lo mejor:

Su desalmado retrato del alma humana. Los actores, en especial un titán como James Caan en, probablemente, la mejor interpretación de su carrera. Muchos de sus diálogos y situaciones. La apuesta por un tipo de tiroteo crudo al estilo setentero.

- Lo peor:

Aunque hay detalles de humor que están muy bien resueltos, otros no lo están tanto y dan la impresión de que han sido insertados para aligerar la dureza del mensaje del film.

Puntuación de Cineycine

DIRECCIÓN
8
GUIÓN
7
REPARTO
8
7.6

J. Glez

Crítico de cine especializado en análisis cinematográfico y reseñas detalladas de películas.
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