Max Payne
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En el año 2008 Mark Wahlberg se convirtió en Max Payne, un inspector de policía que clama venganza después del asesinato de su mujer e hijo. Max va encajando piezas como si de un sencillo puzle se tratara, investigando a las personas implicadas e intentando seguir un hilo que le lleve hasta el asesino. Un tipo que sigue en la calle sin ser detenido. Pero lo que se va a interponer en su camino es algo demasiado grande y peligroso, inclusive para alguien como él. Hoy conocemos a ‘Max Payne’.

«Cuando a un hombre le arrebatan lo que más quiere nunca vuelve a ser el mismo»

La trama: Buscando venganza.
Max Payne es un inspector de policía sediento de venganza. Venganza porque su vida fue arruinada de una manera totalmente injusta cuando alguien se coló en su casa y asesinó a su maravillosa mujer y a su precioso hijo. Max tuvo el tiempo justo para ver cómo escapaba por la ventana. 10 minutos fueron los que Max llegó tarde a casa ese día. 10 minutos le habrían bastado para llegar antes de la muerte de su mujer y haberla podido evitar. Ahora vive atormentando y el odio y la rabia le mantienen en marcha… Cuando su jornada laboral acaba, Max deja de ser inspector de policía para ser un «simple civil». Un «simple civil» enfundado en cuero negro que llegará hasta donde haga falta para dar con el paradero del asesino de su familia. Las leyes ya no existen para Max Payne…

Crítica de Max Payne

‘Max Payne’ es una película diferente a todo lo que estamos acostumbrados a ver. Lo que más llama la atención es el apartado visual. El film resulta oscuro, sombrío, amenazador y siempre nevado en clara sintonía con el estado anímico de Max. Un hombre atormentado que se ha convertido en un ser frío. Además, la película hace valer los juegos de luces y sombras para conseguir su propósito, es decir: intensidad, acción y suspense.

Para conseguir la ambientación anterior se usaron una gama de tonos oscuros, nada de luces chillonas o saturadas. El director de fotografía explicó que si hubieran podido rodar la película en blanco y negro lo habrían hecho… pero que la situación actual del mercado no lo permitía. Al menos llevaron la gama de colores lo más lejos que pudieron. Para ello usaron tonos monocromáticos tanto como les fue posibles, sin usar luces de colores. Todo esto se nota. La ciudad es un verdadero callejón gigante que desprende peligro incluso para alguien que se sabe cuidarse solito como Max. Hay que admitir que dieron en el clavo con la estética de Max Payne, con lo que querían crear y con la fuerza que es capaz de transmitir un «personaje» tan importante como puede ser, en este caso, la ambientación.

El videojuego siempre fue famoso por su comentado tiempo bala en sintonía total con «la saga Matrix». Y como no podía ser de otra manera, la película hace gala de dicho efecto. Proviniendo de donde proviene hubiera sido relativamente fácil fastidiarla con el uso desmesurado del efecto en cuestión. Por suerte se usa con cuenta gotas y de un modo que ni te das cuenta. Así las cosas, cuando lo hacen es todo una gozada puesto que, desde el estreno en 1999 de Matrix ya había llovido mucho. Por su parte, en los tiempos más actuales ya hay técnicas que aplicadas al bullet-time (tiempo bala) hacen que cualquier comparación pasada sea de risa.

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Por supuesto aquí tenemos a un increíble personaje como es Max Payne que sin apenas hablar dice mucho. “El de Max es uno de los papeles más complejos que jamás haya interpretado. Es un personaje adulto, sofisticado y complejo. Todo cuanto hace responde al impulso de la emoción. Sabemos que Max, aunque ahora esté reducido al armazón consumido de un ser humano, disfrutó en un tiempo de una vida dichosa. Tenía una bella esposa y un hijo encantador, los cuales le fueron arrebatados. Y una vez que todo ello ha desaparecido, no puede decirse que vea mucha esperanza para él ni para el mundo y pierde toda la fe que tiene en la humanidad” (Mark Wahlberg).

A decir verdad, existían muchos actores ideales para encarnar a Max antes que Mark Wahlberg. No obstante, y una vez vemos el film, pensaremos que, pese a su inexpresividad facial, tampoco lo hace tan mal. Y es que su personaje realmente es un hombre que no deja entrever demasiado sus emociones, todo lo contrario. “Había una forma sencilla de interpretar a este personaje consistente en adoptar un estado mental monocorde, muy propio de un hombre embarcado en una misión. Pero el público se va a sorprender cuando vea cuán enrevesado es en realidad. Max se mueve por la emoción, y creo que el público va a comprender por qué está tan implicado en lo que hace” (Mark Wahlberg).

Naturalmente interpretar a Max Payna también requería una gran preparación física, ya que la película da muy pocos respiros y momentos de calma. Según Mark, la acción que llevó a cabo en este film rebasó lo que había hecho hasta ese momento en otras películas. Ya os digo yo que lo que se dice tranquilito no es precisamente el personaje…

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Max vive en una ciudad que debe ser vecina de Sin City puesto que todo en ella está corrompido, desde el sistema legal hasta el rincón más tranquilo que podamos encontrar. Como consecuencia, uno nunca está seguro de si la persona con la que trata es de los buenos o de los malos, si lleva una máscara o realmente se está mostrando tal y cómo es en realidad. Más de un personaje dará un cambio repentino dejando al espectador desconcertado. Y esa es precisamente una de las bases de Max Payne: la corrupción. Hasta donde llega, sus límites (si es que los tiene) y cómo es capaz de destruir vidas, vidas felices.

Otro tema muy comentado es el de los sucesos que tienen como protagonistas a las Valquirias Nórdicas. Ya sabéis, esos demonios alados procedentes de la mitología. Serán una pista muy a tener en cuenta por parte de Max en su búsqueda de quien destruyó su familia. A lo largo de toda la película pueden verse pintadas que representan una “V” atravesada con una aguja hipodérmica, así como alas tatuadas en algunos de los personajes principales. Alas que representan precisamente a las Valquirias. ¿Son reales? ¿Representan un peligro para Max? ¿Quién las gobierna?

Sea lo que sea no hay que olvidar que la cinta en sí se basa en un núcleo emotivo realista, gran parte del cual es transmitido por la aventura de Max en busca del asesino de su esposa e hijo. Tanto él como su odisea están definidas por este suceso traumático y las Valquirias son un elemento más que añadir a todo esto, no la parte resultante sino más bien una clave para descifrar lo que está ocurriendo.

Realizando este análisis me he encontrado con que la película finalmente fue clasificada como PG-13, no recomendada a menores de 13 años. Inicialmente había sido R (algo así como no recomendada a menores de 18 años) pero las pataletas de su director, que veía como eso iba a ser un impedimento para recaudar más dinero, tuvieron su efecto. Así pues, y tras unos cuantos tijeretazos se llevó el maldito PG-13. Algo parecido a lo que pasó con Babylon(Mathieu Kassovitz, 2008). Ahora bien, el videojuego de ‘Max Payne’ no es para niños y así debería haberse reflejado también en la película (que sí, que tiene su dosis de violencia y tal… pero no es lo que inicialmente iba a ser). Una verdadera lástima.

Conclusiones.
Finalizando esta crítica de Max Payne, deciros que es un buen espectáculo para la vista. Además con unas interpretaciones muy conseguidas dentro del mundo del videojuego con Mark Wahlberg acompañado de Mila Kunis como la letal Mona Sax. También tenemos unos decorados dignos de una película de cine negro (¡hasta tiene sus muelles abandonados los cuales a media noche son testigos de asesinatos!). A todo lo comentado sumar muchas persecuciones, tiros a bocajarro y extrañas Valquirias. ¿Podría haber sido mejor? Podría. Sí, podría haber tenido más violencia, más sangre y más de todo. Pero visto lo visto en los tiempos que corren hoy día en el cine comercial… lo que se nos ofrece aquí ya es «mucho».

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