Marlon Brando por Lawrence Grobel
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En 1981 vio la luz la segunda gran entrevista de la vida de Marlon Brando. Tras lucharlo mucho, el escritor Lawrence Grobel pudo ser uno de los pocos que tuviera el privilegio de viajar hasta el archipiélago de las islas de Tetiaroa para vivir una experiencia irrepetible: once días en la propiedad de Brando, once días en los que pudieron hablar de todo… Aunque Grobel, al llegar y tener el primer encuentro con el mito, telefoneó a su editor (Barry Golson) y le dejó claro que no las tenía todas consigo: “¿¿¡¡Sólo quiere hablar de esos indios de mierda!!??”.

“Cuando decidí ir a Hollywod era un joven lleno de confusiones y presunciones. Muy perezoso, con poca cultura y tan sólo un poco sagaz. Por lo tanto, era bueno para hacer cine” (Marlon Brando)

Como todo buen amante del cine sabrá, Marlon Brando nació un 3 de abril de 1924 y falleció el 1 de julio de 2004, un verano en donde la cultura y el cine vivieron en conmoción por la pérdida de un mito inalcanzable del celuloide. Un mito cuyos últimos años no pudieron ser empañados, a pesar de los enormes escándalos fuera de los platós en los años 90 y de que su última película importante fue (por petición de Robert De Niro) en el año 2001: ‘The Score: Un golpe maestro’.

Antes de morir, Brando había publicado sus memorias, admitiendo sin remilgos que lo hacía, sobre todo, por dinero y también porque ya era hora de contar “su verdad”. Para conocer un poco a la leyenda (antes de su auto-biografía publicada por primera vez en 1994) habría que retroceder hasta 1981, el año en que Lawrence Grobel publicó por entero su encuentro de once días con Brando en la isla propiedad del actor en Tetiaroa, lugar del que se enamoró cuando rodó allí ‘Rebelión a bordo’ (Lewis Milestone, 1962). A continuación haremos un repaso de uno de los estudios más detallados y geniales hechos sobre un actor, un ser humano, un inventor, un luchador, un padre, un hijo, un hombre, un marido, un genio…

Los actores y el arte de la interpretación.
Preguntado por Groble sobre el oficio de actor, Brando contestaría de esta forma: “Hay una gran preocupación por la interpretación, que para mí no tiene ningún sentido. Todos somos actores, nos pasamos el día entero interpretando”.

Cuando Grobel insiste ¿Qué me dice de la interpretación como una forma de arte? La respuesta de Brando es más contundente: “En lo más recóndito de su corazón, usted sabe que las estrellas del cine no son artistas… ¿Dónde están hoy los grandes artistas?… Ya no hay gigantes, el último gigante fue Mao Tse-Tung. Picasso fue el último a quien yo llamaría artista. En lo que concierne a EEUU, ¿Cultura? En este país no hay ninguna cultura de los cojones, el último artista murió hace 100 años… “Como dijo Orson Welles una vez: no necesitas repetirte para demostrar que todavía puedes hacerlo. Con haberlo hecho una vez ya es suficiente…”. “Si uno no se pone a hacer algo original de vez en cuando la gente acaba por aburrirse de nosotros. No basta con ser buenos actores: es preciso suscitar en el público curiosidad e interés… Como y bebo sin preocuparme de la línea. Quiero decir que si engordo demasiado pasaré de papeles de primer actor a papeles de carácter”.

“Las películas son experiencias muy fluidas. En una película, al final, lo que resulta es, muy a menudo, diferente –mucho peor, mucho mejor, o completamente distinto– de lo que se pretendía cuando se empezó. Actuaciones malísimas se pueden apuntalar, tapar y hacer que sólo parezcan torpes. Siempre se está a merced del director… y también de tus propios defectos”.

Elia Kazan y Charles Chaplin.
“Elia Kazan es el mejor director de actores que habrías querido jamás. Comprende cosas que los demás directores no comprenden. También te inspira y te deja interpretar una escena casi de todas las maneras que tú quieras”.

Charles Chaplin, con quien rodó en 1967 ‘La condesa de Hong-Kong’, tampoco se libró de los comentarios de Brando: “Chaplin era un hombre malvado, sádico. Le vi torturar a su hijo. ¿De qué forma? Humillándole, insultándole, haciendo que se sintiera ridículo (…) Intentó meterse conmigo, y yo le dije: Nunca me hable en ese tono. Dios mío, me volvía loco de verdad. Le dije que podía coger su película y metérsela por el culo, imagen por imagen. Un talento admirable pero un monstruo como hombre”.

“Debo reconocer que no empezamos muy bien. Llegué a Londres para la lectura del guión y Chaplin nos lo leyó. Yo sufría jet-lag y, en plena lectura, me quedé dormido enseguida. Eso fue horrible. A veces, dormir es más importante que todo lo demás. Ese papel no era para mí. Chaplin no debió haber intentado dirigir la película… tendría que haber actuado él o haberse dedicado a escribir sus memorias”.

Brando visto por Brando.
“Yo no voy a echarme a los pies del público estadounidense para invitarles a entrar en mi alma. Mi alma es un lugar privado, y tengo algo de rencor por el hecho de vivir en un sistema en el que tienes que hacer eso. Me veo a mí mismo haciendo concesiones, porque normalmente no hablaría de nada de eso, no son más que chismorreos. Hay algo de obsceno en confesar tus sentimientos y sensaciones para que todo el mundo los vea… y de todas formas ¿a quién cojones le interesa?… Me habían impuesto el cliché de guapo a la fuerza, del músculo a toda costa y debía seguir el juego. Ahora le diré que el hecho de que se me haya caído el pelo, haya engordado unos cuantos kilos y me hayan salido algunas arrugas no me preocupa. Soy un actor no un sex symbol, ¿no? Este ha sido el equívoco que ha envenenado mi existencia y ha reflejado a Marlon Brando bajo una luz falsa a los ojos del público. No me interesan los negocios. Podría haber sido multimillonario, pero habría tenido que ser otra clase de persona, y no lo soy”.

“Todo tipo de drogas han formado parte de la vida del hombre por siempre jamás. Si se utilizan como medio para escapar de los problemas, éstos sólo aumentan. La única manera de solucionar los problemas es enfrentarse a ellos. Los problemas no desaparecen. Las drogas no son una solución, son un alivio temporal”.

“No me arrepiento de las cosas. Hay algunas que podrían haber sido diferentes, pero no lo fueron, así que… Uno tiene que aceptar lo que es y no debe aceptar lo que no es. Los Alcohólicos Anónimos (que Brando frecuentó acompañando a su hijo Christian) tienen una frase famosa: Dios nos da la fuerza de cambiar las cosas que podemos, aceptar las que no podemos cambiar y la sensatez de saber la diferencia. La culpa es una emoción inútil, no hace ningún bien a nadie. Lo que es útil es un sano sentido de conciencia”.

El creyente.
“Creo que debe haber algún tipo de orden en el universo. Y mientras haya orden, debe haber algún tipo de fuerza en el universo. Para mí es difícil concebir que no es más que una casualidad o una confluencia de desorden lo que hace que el universo exista”.

“No puedes vivir toda la vida diciendo: Bueno, esto es el final, así que mejor que saquemos el banjo y la barca, subámonos a ella y riamos y toquemos hasta que Gabriel haga sonar la trompeta. Sean cuales sean las circunstancias, uno tiene que seguir intentando encontrar soluciones. Incluso aunque parezca imposible. No se ha inventado todavía ningún sistema que funcione: la religión no lo consigue, ni la filosofía, ni la ética, ni los sistemas económicos. Ninguno de los sistemas con referencia a los problemas humanos ha funcionado jamás. Aunque vivir una vida de desesperación no es posible”.

“De todas las maravillas que he oído, me parece la más extraña que los hombres deban temer; al ver que la muerte, un final necesario, vendrá cuando vendrá”.

Despedida y cierre.
Marlon llega por la tarde con una capa de crema solar en la nariz. Hace calor, no hay viento y le pide a William que abra tres ventanas más en mi bungaló para que haya más corriente. Coge mi catalejo y mira a través de él. “Es de 10 aumentos”. Le pregunto cómo lo sabe y me indica que mirando con un ojo y abriendo el otro para calcular la distancia entre ambas imágenes. Lo que ha hecho en realidad es leer en el catalejo que es de 10 aumentos. Al volver hacia su bungaló me dice: “Hice una apuesta con Carolina de que no dirías nada sobre esta porquería que llevo en la nariz”. “Has ganado”, le contesto (Anécdota de Grobel).

La experiencia completa de Grobel durante los once días que estuvo en las Islas de Tetiaroa, y los diez que compartió con la estrella fueron plasmadas por completo en su libroConversaciones con Brando / Conversations with Brando’. Y hasta aquí hemos llegado con Marlon Brando por Lawrence Grobel, otra de nuestras grandes historias deHollywood Confidencial”. No dejéis de leernos y corred la voz…

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