Indiana Jones y el templo maldito
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Aquí tenemos la primera secuela en la filmografía de Steven Spielberg. Pero, real y estrictamente, estamos ante una precuela. Esto es así porque los acontecimientos narrados en ‘En busca del arca perdida’ (1981) se desarrollaban en 1936. En cambio, en esta película retrocedemos hasta 1935 para conocer las aventuras de ‘Indiana Jones y el templo maldito’.

“Fortuna y gloria, hijo. Fortuna y gloria. Eso es Shankara” (Indiana Jones)

Crítica de Indiana Jones y el templo maldito

En 1981, Steven Spielberg presentaba ante el mundo a un nuevo héroe: el arqueólogo Indiana Jones. Su introducing en En busca del arca perdida dejó en taquilla casi 390 millones. Acababa de nacer una nueva y rentable saga y todo un icono popular. Así las cosas, en 1984 se estrenaba su “secuela/precuela” con el nombre del héroe presentando ya su nueva aventura: ‘Indiana Jones y el templo maldito’. De nuevo, Steven Spielberg se ponía tras las cámaras para ofrecernos una gran “continuación”.

En ‘El templo maldito’ los guionistas siguieron desarrollando la nueva historia creada por George Lucas. Una historia que vuelve a centrarse en la búsqueda de míticos tesoros. En este caso, las Piedras Sagradas de Shankara y las creencias hinduistas respecto a las deidades de Kali y Shiva. En este sentido, sino fuera por la divertida presencia del personaje de Willie, esta aventura sería totalmente tétrica. No podemos olvidar que aquí tenemos cultos macabros, sacrificios humanos, niños esclavizados, niños apalizados… incluso el sumo sacerdote del culto, Mola Ram, arranca con su mano el corazón de un pobre desgraciado. Así pues, y a pesar de su diversión y aventura, el script es un «plato» bastante adulto y macabro.

La ambientación es excelente, tanto en los exteriores como en los interiores. En los exteriores destacan los escenarios abiertos de los lugares de filmación. En este caso: Sri Lanka, Macao y California (Tuolumne y Mammoth Mountain). Estos territorios hicieron las veces la India, ya que allí no consiguieron los correspondientes permisos. Por su parte, en los interiores destaca la fenomenal recreación del llamado “Templo maldito” en honor a Kali, una terrorífica estructura recreada en un colosal decorado.

Respecto a la acción del film decir que la misma es sobresaliente quizás sea quedarse muy corto. La película ofrece una impagable colección de set-pieces a cada cuál más increíble e inolvidable. Todo empieza con la genial y divertida secuencia en el club “Obi-Wan” (clarísimo guiño a ‘Star Wars’) y a partir de ahí se prende la mecha del espectáculo. ¡Cómo olvidar la «lancha-paracaídas»! ¡Las escenas de la mina! o ¡El clímax del puente! Todas estas secuencias se pudieron llevar a cabo gracias al equipo de especialistas de Vic Armstrong.

Como curiosidad, destacar que las set-pieces de la lancha y la persecución en las minas originariamente iban a estar en ‘En busca del Arca perdida’ (1981). Sin embargo, Spielberg finalmente no las pudo realizar y se guardó estas ideas para mejor ocasión. Por su parte, los efectos y geniales miniaturas corrieron a cargo de ILM. Todo el equipo de efectos, liderado por Dennis Muren, fue premiado con el Oscar en la gala de 1985.

La inimitable banda sonora es del maestro John Williams que firma un gran trabajo. Desde la pegadiza y mítica composición principal, el compositor eleva con sus partituras toda la película. Ver esta cinta con la música de Williams no tiene precio puesto que cada escena también está enormemente trabajada desde un punto de vista musical. Tan es así que John Williams fue nominado al Oscar en la gala de 1985. Resaltar que ese mismo año también recibió otra nominación por ‘Cuando el río crece’ (Mark Rydell, 1984).

“¡Ah! ¡Serpiente con sorpresa!”. El templo del oro.

La gran estrella del reparto es Harrison Ford, que ya desde que protagonizara el film anterior se sentía muy cómodo con el sombrero y el látigo. “El templo maldito” es la confirmación de cómo el actor se había transmutado en el personaje. Ford entrega un Indiana inteligente, divertido, carismático, fuerte y aventurero. Un tipo al que no le importa ensuciarse las manos y que representa el héroe que casi todos querríamos ser.

La actriz Kate Capshaw brilla con luz propia dando vida a la bailarina/cantante Willie. El suyo es un papel totalmente cómico en el que destaca la ingenuidad y la espontaneidad de su personaje. Kate protagoniza escenas absolutamente cómicas con las que es imposible no reírse. Por ejemplo: ojo a cuando se ve atacada por un sinfín de bestias nocturnas… o a sus reacciones ante la “suculenta” cena en el Palacio del Maharajá con cada plato más increíble que el anterior. Gracias a esta película, Kate y Spielberg se conocieron y terminaron casándose en 1991.

El tercero en importancia es Jonathan Ke Quan, por aquel entonces poco menos que un adolescente. En la película da vida a Tapón, el jovencito que acompaña al Doctor Jones en esta aventura. Juntos forman una peculiar pareja que se convierte en un inolvidable trío junto a Willie. Un trío protagonista de diez. Como curiosidad, Ke Quan consiguió el papel al acompañar a su hermano a una audición para la producción.

Del resto del elenco cabría resaltar a Amrish Puri. Este fallecido actor hindú encarna a Mola Ram, el villano del film y sumo-sacerdote del culto a Kali. Amrish no aparece hasta que la película ya está bien avanzada, pero desde luego que deja huella. Su aparición, vestido con el diabólico traje ceremonial y el poder que manifiesta, le da una impresión tremebunda y difícil de olvidar.

Otro cuya presencia no se olvida es el gigantesco Pat Roach, el principal esbirro de Mola Ram. A este descomunal actor ya lo vimos encarnando a un forzudo que se zurraba con Indiana en “El Arca perdida”. Aquí regresó convertido en el brazo físico de Ram y nuevamente protagonizó una gloriosa pelea con el Doctor Jones. Pelea con el mismo trágico final que la ya comentada del Arca. Finalmente, si se fijan bien, podrán ver un breve cameo de Dan Aykroyd consiguiéndole a Indiana el avión con el que se fuga de Shanghái.

En conclusión.
Finalizo esta crítica de Indiana Jones y el templo maldito, una gran aventura de las que ya no se hacen. Puede que a Steven Spielberg sea la que menos le guste de la tetralogía del personaje, pero eso no quita para que quede a poca distancia de la original. En definitiva, una película que adquirió con todo merecimiento la categoría de culto dentro de una saga imprescindible del cine.

Tráiler de Indiana Jones y el templo maldito

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