El último gran héroe
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“Ya que de todas maneras vais a morir, puedo explicaros en qué consiste la trama: ¡Piensa en VILLANOS, Jack! ¿Quieres a Drácula? ¿Drácula? Espera, le iré a buscar. ¡Drácula…! ¡Puedo traer a King Kong! O una pesadilla con Freddy Krueger, o una fiesta sorpresa para Adolf Hitler. Hannibal Lecter puede traer la comida y luego celebraremos un bautizo para el pequeño Damien. Lo único que debo hacer es chasquear los dedos y estarán aquí, haciendo cola para venir. ¿Y sabes por qué? Porque aquí, en este mundo, los malos sí pueden ganar…”. Por suerte, nosotros tenemos a Jack Slater también conocido como… ‘El último gran héroe’.

“¿Por qué estoy perdiendo el tiempo con un mono de feria cuando podría hacer algo más peligroso como emparejar mis calcetines?¿Y cómo lograrás chasquear los dedos después de que te haya arrancado los pulgares?” (Slater)

Crítica de El último gran héroe

En el verano de 1993, Arnold Schwarzenegger se lanzaba a la producción para presentar, junto a John McTiernan, ‘El último gran héroe’, un tremebundo proyecto que aspiraba a ser “El Crespúsculo de los Dioses de Schwarzenegger” y la esperada nueva unión de éste con el director (McTiernan) y el guionista (Shane Black) deDepredador (1987). Sin embargo, el resultado en taquilla fue un auténtico desastre de público. Además se convirtió en una cinta incomprendida por la crítica. Una crítica que no entendía como Arnold, apenas dos años antes, se vendía como el héroe de acción por antonomasia con Terminator 2: El juicio final (James Cameron, 1991)…  y dos veranos después se reía de ese mismo papel asignándoselo a Sylvester Stallone.

Con un presupuesto desmesurado de más de ochenta millones de dólares (de la época) ‘El último gran héroe’ sólo logró llegar a los 50 en USA (y apenas a los 137 mundiales). Haciendo cálculos, esto la situaba como un fracaso de taquilla sin paliativos. Eso sí, conviene aclarar que, a pesar de no presentar números para ser considerada un éxito, el film sí consiguió ser una de las diez películas con un mejor arranque en taquilla de su año. El mejor arranque de 1993 fue para Jurassic Park (Steven Spielberg), la cinta más taquillera de ese año.

Al margen de todo lo anterior, nadie puede negar que ‘El último gran héroe’ es una fascinante aventura tridimensional y un ejercicio de meta-cine realmente imprescindible. Y lo es para todo aquel fan del cine nacido durante las décadas de los setenta y ochenta. Personalmente sólo puedo recordarla con una sonrisa. Es uno de mis films favoritos de la infancia. Una cinta que grabé de la televisión y que vi muchísimas veces. También fue uno de los primeros films que compré cuando salió el DVD. Como curiosidad, decir que aún conservo su video-grama con caja de cristal editado por Columbia en 1999.

Como comedia es una de las producciones que más me han hecho reír. Decenas de sus coletillas, frases y chascarrillos los adopté para añadir a cualquier conversación cinéfila. Durante años memoricé y recité los diálogos de personajes míticos como Jack Slater, Danny Madigan, Benedict, Vivaldi, Practica o el Teniente Dekker.

La acción del film es del estilo “montaña rusa”. Y esto es lo que es la película. Una montaña rusa de acción para la que Danny Madigan nos ha sacado el ticket con forma de entrada dorada. De esta manera nos hace partícipes de su gran aventura junto al mayor héroe de acción conocido. Es imposible pedirle más en este apartado ya que tiene de todo: explosiones, tiroteos, persecuciones, peleas… En fin, todo lo que un gran fan del cine de acción espera, y pide, a una cinta del género.

También tenemos muchísimas referencias cinéfilas a la cultura americana. Por si fuera poco, las parodias del cine de acción híper-vitaminado y lleno de bíceps son innumerables. Se nota, aunque no fuera un guión original suyo, la mano de Shane Black y su aporte a los toques de humor, frases hechas, chascarrillos y demás sentencias. Todo eso es puro Black con un toque de macarrismo que luego repetiría en los libretos de El último Boy Scout (Tony Scott, 1991) oMemoria letal (Renny Harlin, 1996).

Por su parte, la dirección de John McTiernan es fenomenal. Hablando claro, McTiernan siempre supo no tomarse muy en serio el cine de acción. Sin embargo, y al mismo tiempo, firmó las dos cintas del género por excelencia de los 80 y 90:Jungla de cristal (1988) yJungla de cristal: La venganza (1995). Por ponerle un “pero” al film decir que “canta” en el apartado de los dobles de acción. Especialmente todos los de Schwarzenegger en el mundo de Jack Slater. Hoy en día se notan muchísimo si  vemos la película en alta definición y en una televisión de última generación. Eso sí, la acción, en su momento, fue una apuesta a lo grande. Aquí tenemos escenas icónicas como la de Hamlet, o el clímax en paralelo al súper-estreno de ‘Jack Slater IV’ en Nueva York.

En cuanto la música de Michael Kamen destacar un tono nada disimulado a lo Arma letal (Richard Donner, 1987) y el tremebundo tema de AC/DC “Big Gun”.

El reparto está encabezado por Arnold Schwarzenegger en un doble papel. Por un lado, el héroe de ficción Jack Slater (protagonista de su propia saga de películas). Por otro, el mismísimo actor real Arnold Schwarzenegger (un actor preocupado porque sus películas tengan más calidad y menos muertes, y por promocionar sus restaurantes Planet Hollywood). Arnold está realmente colosal y en su plenitud física. Hace suyo este personaje de una manera espectacular. Si no fuera por Terminator, y con permiso de Conan, el rol de Jack Slater sería el papel de su vida.

Su compañero durante casi todo el metraje es Austin O`Brien, que lo borda interpretando a Danny Madigan. Danny es un chiquillo flipado con las pelis de acción y, especialmente, con Jack Slater. Lástima que O´Brien, después de co-protagonizar genialmente este film, no hiciera películas de mayor calado. Su madre, en la ficción, es interpretada por Mercedes Rhuel, otra actriz que apenas lució tras esta cinta, por mucho que aquí tuviera un papel bastante logrado de madre sufridora.

Por su parte, Charles Dance y Anthony Quinn logran crear personajes memorables como Benedict (el lacayo del ojo de cristal) y el jefe mafioso Vivaldi (riéndose del tópico del gángster italiano instaurado por Marlon Brando con ‘El padrino’). Otro que destacó fue Frank McRae como el eternamente cabreado superior de Jack Slater, el Teniente Dekker. Sin olvidarme de F. Murray Abraham dando vida a John Practica. Finalmente, Tom Noonan es “El destripador”, el mayor enemigo de Jack Slater. El villano que mató a su hijo pequeño Andy durante el clímax de ‘Jack Slater III’.

En roles de apoyo, a cada lado de la pantalla, encontraremos a veteranos como Art Carney, el primo segundo favorito de Slater, y Robert Prosky como Nick, el proyeccionista. Imposible no mencionar a Bridgette Wilson-Sampras como Whitney, la hija adolescente de Jack que amenaza con seguir sus pasos. Finalmente, el juego de descubrir cuándo harán acto de aparición multitud de actores, actrices y demás gente de la farándula en cameos de una sola escena lo dejamos al espectador. Estas apariciones son realmente incontables y nos llevarían prácticamente una extensión tan larga como la de una reseña. Si acaso mencionar la presencia de Ian McKellen como la mismísima Muerte.

En resumidas cuentas.
Finalizo esta crítica de El último gran héroe, un espectáculo único de comedia, acción, magia, aventuras y metacine. Una película que, a pesar de no ser un éxito en su día, mostró atractivos elementos. Elementos que luego tomarían otros films del género de acción como la auto-parodia. Además, y aunque no se volcara dentro de las spoofs-movies, sí que les abriría el camino. Así ayudó para que, en los noventa, vivieran una época de esplendor y repunte de popularidad. En definitiva, un film que sabe condensar, y reírse, de lo que fue esa década siendo un largometraje de visionado obligado.

Tráiler de El último gran héroe

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